Una de las prendas más características de los chefs y el personal de cocina es el mandil. Además de la filipina y el gorro, el mandil ciertamente cumple funciones muy específicas de acuerdo a las necesidades de cada actividad.


Los orígenes del mandil aún son inciertos, pero se sabe que no están en la cocina, sino en los antiguos rituales, cuyos sacerdotes usaban telas como manteles en su vestimenta. Esta pieza de tela cubría desde el pecho hasta por debajo de la cintura.


En la actualidad, los mandiles tienen como único objetivo el mantener limpio al personal. Cuando se ensucia, solo se tiene que remplazar, quedando la prenda de abajo (uniforme) protegida en todo momento. Los mandiles también ayudan a identificar la jerarquía dentro de una cocina profesional.


Por otro lado, los mandiles deben estar fabricados con telas resistentes a líquidos calientes, manchas, aceites, harinas, etc. por lo que se suelen usar algodón y poliéster por partes iguales. Es primordial que sean fáciles de lavar y mantener, ya que su uso continuo les ocasiona mucho desgaste.